Baberos


--Algodón, tela… Plástico, mejor no.--

Productos Mi Alma
Si tenemos suerte, nos regalaron muchos. Si no fue así, al menos tuvimos unos cuantos que probablemente tuvieron que multiplicarse o lavarse velozmente para responder a las abundantes babas durante los primeros meses o a aquellos chorros de leche que se escapan entre el pezón y la boquita de nuestro pequeño bebé (“succionador natural a diferentes velocidades”).

Al inicio usaremos todos los baberos más delicados que encontremos en la cómoda del bebé. Delicados por el cuidado del pequeño o pequeña, pero resistentes a los continuos lavados que recibirán.

**En la etapa de la comida viene lo bueno. Las manchas y usos de los baberos serán ahora extremos y será momento de acudir a los resistentes baberos plastificados, pero OJO, “no todo lo que brilla es oro”. Si vamos a pensar que el plástico protegerás mejor la ropa de nuestro pequeñuelo/a o será más fácil de limpiar estaremos pensando solo en la comodidad de la madre. Respecto a este tema existen materiales alternativos y seguiremos “hablando de…”.

En cuanto al plástico puro, un  babero resulta incómodo para muchos bebés (que recién tienen 06 meses al aprender a comer) que tienen como referente la suavidad  a la que les hemos acostumbrado –y que precisan- hasta el momento. Además, la estructura es más rígida, sea como pecherito o tipo mandil. Tal es así, que existen casos (recogidos por estimuladoras tempranas) donde se ha generado rechazo al momento de la comida por la incomodidad del “uniforme” que le colocamos. En mi personal vivencia, tuve que utilizar polos de algodón míos, casi top, para colocárselos a mi gordito encima de su ropa, para que el inicio del ritual de la comida no sea tan marcado ni traumático.

En conclusión: regala algodón o tela. Si decides por plástico, que sea para un niño o niñas grande, para actividades como pintura, pero viendo que sea lo más cómodo posible para su uso.

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